Palacio de Schönbrunn,

El Palacio de Schönbrunn

En Viena, Austria, es uno de los monumentos más famosos del país y cuenta con una rica historia que se remonta al siglo XVI. Originalmente, el terreno donde hoy se levanta el palacio pertenecía a la familia Katterburg, que poseía una mansión rodeada de bosques y viñedos.

En 1569, el emperador Maximiliano II adquirió la propiedad y ordenó convertir el área en una reserva de caza y un espacio de recreo para la corte imperial de los Habsburgo. Sin embargo, fue bajo el reinado del emperador Leopoldo I que se planteó por primera vez la construcción de un palacio más ambicioso.

A finales del siglo XVII, tras la liberación de Viena de la invasión otomana en 1683, Leopoldo I encargó a Johann Bernhard Fischer von Erlach diseñar un palacio al estilo de Versalles para simbolizar el poder y la grandeza del imperio.

La construcción comenzó en 1696, pero el proyecto inicial se redujo por razones financieras, y Schönbrunn no alcanzó la escala de Versalles. Aun así, Fischer von Erlach creó una obra de gran elegancia barroca, pero incompleta. La guerra y otros problemas políticos interrumpieron el trabajo, y el palacio quedó parcialmente construido.

Fue en 1740 cuando el Palacio de Schönbrunn tomó su forma actual, bajo el mandato de María Teresa I de Austria, quien lo convirtió en su residencia de verano y le dio un carácter propio. En esa época, el arquitecto Nikolaus Pacassi transformó el edificio, dando lugar al estilo rococó que se aprecia hoy. María Teresa supervisó personalmente la decoración y el diseño de los jardines, que incluían un complejo sistema de fuentes, estatuas mitológicas y el célebre Glorieta, un arco triunfal que corona la colina detrás del palacio.

Además, añadió el teatro y los apartamentos de estado, convirtiendo a Schönbrunn en un espacio vibrante de la vida cortesana y la diplomacia europea. Durante su reinado, el palacio fue escenario de numerosos eventos, incluidas fiestas, conciertos, y la firma de tratados importantes.

A lo largo del siglo XIX, Schönbrunn continuó siendo la residencia de verano de los emperadores, y fue modernizado y adaptado por sus sucesivos ocupantes, incluido el emperador Francisco José I, quien nació y murió en el palacio. Su esposa, la emperatriz Isabel, conocida como Sissi, pasó largas temporadas en Schönbrunn, aunque no fue su residencia favorita.

El palacio fue también testigo de eventos históricos significativos, como el Congreso de Viena en 1814-1815, una reunión de las potencias europeas después de las guerras napoleónicas, y la famosa visita de Napoleón, quien se alojó en Schönbrunn durante su ocupación de Viena. En la década de 1900, el palacio fue testigo del declive del Imperio Austrohúngaro y del final de la dinastía de los Habsburgo tras la Primera Guerra Mundial.

En 1918, con el colapso del imperio, Schönbrunn pasó a ser propiedad de la recién fundada república de Austria, y en 1960 se abrió al público como museo. Hoy, el Palacio de Schönbrunn, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996, es un símbolo del legado cultural de los Habsburgo.

Su arquitectura y jardines atraen a millones de visitantes cada año, siendo uno de los monumentos más visitados de Austria y un testimonio de la historia de la monarquía y la cultura vienesa.

Tour guiado

Descripción

En casa del emperador Francisco José y su esposa Isabel

En el Tour Imperial, explorará primero los apartamentos de Francisco José, cuyas habitaciones privadas estaban decoradas con una asombrosa falta de pompa, y la suite ocupada por su famosa esposa Sisi, con sus hermosos tapices y tapicerías textiles. Sumérjase en la extravagante grandeza de la Gran Galería, el encanto exótico de los «Gabinetes Chinos» y la magnificencia del Salón de Ceremonias.

 

Duración aproximada: 30-40 minutos

Detalles del billete

Adulto 27,00€

Niño 19,00 €

Niño 19,00 €

Las concesiones sólo están disponibles en las taquillas del museo.

Entrada gratuita para niños menores de 6 años.

 Los estudiantes (hasta 25 años inclusive ) deben presentar un documento de identidad de estudiante válido (ISIC) junto con un billete al momento de la entrada.

 También  se pueden obtener descuentos en las taquillas del museo .  Los descuentos para discapacitados solo  se  pueden obtener en las taquillas del museo con  un documento de identidad válido. La entrada es gratuita para los acompañantes de visitantes ciegos o con problemas de visión o usuarios de sillas de ruedas, siempre que el documento de identidad del visitante discapacitado incluya a un acompañante. 

Tenga en cuenta

¡Los horarios de entrada seleccionados son vinculantes! Si llegas tarde, tu entrada perderá su validez.

Está prohibido en el museo el uso de trípodes, palos de selfie o equipos fotográficos o de vídeo similares, así como el uso de flash y formas de iluminación similares.

Horario de apertura

¡El Palacio de Schönbrunn está abierto todos los días, incluidos los días festivos!

 Genaralmente de 8.30 a 17.30 horas

 

Santorini

Santorini

una de las islas más emblemáticas del Mar Egeo, forma parte del archipiélago de las Cícladas en Grecia. Su historia es tan fascinante como su geografía, marcada por eventos volcánicos que le han dado su característica forma de media luna y los espectaculares acantilados que bordean su costa.

Hoy conocida por sus casas blancas de techos azules, la historia de Santorini está profundamente conectada con su volcán y las civilizaciones antiguas que prosperaron allí.

Originalmente, la isla se llamaba «Strongili,» que significa «circular» en griego, debido a su forma redonda. Sin embargo, en torno al año 1600 a.C., ocurrió una de las mayores erupciones volcánicas de la historia humana, conocida como la «erupción minoica.»

Esta erupción fue tan poderosa que alteró el paisaje de la isla, provocando el colapso de gran parte de ella y la formación de la actual caldera.

Las teorías sugieren que esta erupción pudo haber sido responsable de la destrucción de la civilización minoica en la cercana Creta, a través de tsunamis y la caída de cenizas, y algunas especulaciones incluso vinculan este evento con la leyenda de la Atlántida, descrita por Platón.

En el yacimiento arqueológico de Akrotiri, en el extremo sur de la isla, se han encontrado pruebas de una próspera civilización minoica que habitaba la isla antes de la erupción.

Akrotiri, una ciudad que fue enterrada bajo cenizas volcánicas, es a menudo comparada con Pompeya, ya que sus restos han sido preservados casi intactos.

Las excavaciones han revelado edificios de varios pisos, frescos coloridos y complejas instalaciones de drenaje, lo cual indica que los habitantes de Santorini tenían un alto nivel de desarrollo y cultura avanzada para su época.

Después de la devastadora erupción, la isla permaneció despoblada durante varios siglos, hasta que los dorios, una tribu griega, se establecieron allí en el siglo IX a.C. La isla fue renombrada como «Thera,» en honor a su líder Theras, y se convirtió en un centro comercial y cultural en el Mar Egeo.

Durante la época clásica y helenística, Thera mantuvo relaciones comerciales con otras islas e incluso con Egipto. Sin embargo, fue durante el dominio romano y luego bizantino que Thera experimentó una relativa paz y prosperidad.

A lo largo de los siglos, Santorini también fue ocupada por venecianos y otomanos. En el siglo XIII, los venecianos conquistaron la isla y le dieron su nombre actual, «Santorini,» en honor a Santa Irene.

Durante este período, Santorini fue parte del Ducado del Archipiélago, y los venecianos construyeron castillos y torres de vigilancia para defenderla de los ataques piratas. Sin embargo, en 1579, el Imperio Otomano tomó el control de la isla, y Santorini permaneció bajo dominio otomano hasta principios del siglo XIX.

En 1830, después de la guerra de independencia de Grecia, Santorini se integró al recién establecido estado griego. A lo largo del siglo XIX y principios del XX, la economía de la isla se centró en la viticultura y la producción de vino, en especial el famoso vino dulce «Vinsanto.»

Durante este tiempo, Santorini también comenzó a ganar popularidad entre los viajeros y artistas europeos, quienes se sintieron atraídos por su belleza única y su paisaje volcánico.

La historia volcánica de la isla continuó en el siglo XX, con erupciones en 1925 y 1950 que generaron nuevas islas volcánicas, como Nea Kameni y Palea Kameni, en el centro de la caldera. Estas erupciones afectaron a la población y obligaron a los habitantes de algunas zonas a emigrar.

Sin embargo, los movimientos sísmicos y volcánicos también contribuyeron a la formación del suelo fértil que permite el cultivo de productos únicos, como los tomates cherry de Santorini y la fava (un tipo de legumbre).

En la segunda mitad del siglo XX, Santorini comenzó a transformarse en un destino turístico internacional, y la construcción de infraestructura turística impulsó la economía de la isla.

La arquitectura característica de casas blancas con cúpulas azules y estrechos callejones adoquinados, especialmente en pueblos como Oia y Fira, se convirtió en la imagen más representativa de Santorini, atrayendo a millones de turistas cada año.

Además, las vistas panorámicas de la caldera y las impresionantes puestas de sol de la isla han convertido a Santorini en uno de los destinos más románticos del mundo.

Santorini comenzó a convertirse en un destino turístico a gran escala a mediados del siglo XX, particularmente después de la década de 1950. Aunque algunos viajeros europeos ya habían visitado la isla por su belleza única en el siglo XIX y principios del XX, fue tras la Segunda Guerra Mundial cuando Santorini experimentó un notable auge turístico.

Este auge fue impulsado en parte por el desarrollo de la infraestructura turística en toda Grecia, la mejora de los medios de transporte (especialmente con la expansión de los vuelos comerciales y la construcción de puertos), y la popularidad de Grecia como destino para los turistas europeos y norteamericanos.

En particular, en los años 70, Santorini comenzó a consolidarse como un destino de lujo, famoso por sus paisajes volcánicos, arquitectura icónica y románticas puestas de sol, que atraen hoy a millones de turistas cada año.

Hoy en día, Santorini sigue siendo un testimonio de la historia volcánica del Egeo y de la capacidad de los habitantes para adaptarse a un terreno desafiante.

Además de su turismo, la isla mantiene su tradición vinícola, y los viñedos de Santorini son únicos por su método de cultivo, con las viñas creciendo en forma de cestas bajas para proteger las uvas del viento y del intenso sol.

Este enfoque, junto con su impresionante geografía, ha hecho que Santorini sea considerada no solo un paraíso turístico, sino también un sitio de importancia histórica y cultural en Grecia y el mundo.

 

Big Ben

La Torre del Reloj del Palacio de Westminster

 

Conocida popularmente como «Big Ben,» es uno de los monumentos más emblemáticos de Londres y un símbolo reconocido de la cultura británica. Su historia comienza a mediados del siglo XIX, en el contexto de una de las mayores renovaciones arquitectónicas en Inglaterra.

En 1834, un incendio devastador destruyó gran parte del Palacio de Westminster, que servía como sede del Parlamento británico desde la Edad Media. Esto obligó al gobierno a reconstruir el edificio, y se llevó a cabo un concurso para seleccionar el diseño del nuevo palacio.

El arquitecto Charles Barry ganó el concurso en 1835 con su propuesta de un edificio al estilo neogótico. Su diseño incluía una imponente torre con reloj en el extremo norte del edificio, que sería conocida como la Torre de San Esteban, y que hoy en día se llama oficialmente la Torre Elizabeth, en honor a la reina Isabel II.

Sin embargo, Barry, aunque era un arquitecto destacado, no tenía experiencia en relojería, por lo que recurrió al relojero Edward John Dent para el diseño del mecanismo. Tras la muerte de Dent, su hijastro Frederick Dent completó el trabajo en 1854.

El diseño de la torre y el reloj se inspiró en ideas revolucionarias para su época. George Airy, astrónomo real, estableció altos estándares para el reloj, exigiendo una precisión sin precedentes. El reloj debía ser capaz de marcar la hora con exactitud hasta el segundo, algo extraordinario para la época.

Sin embargo, la construcción de la torre y la instalación del reloj presentaron numerosos desafíos técnicos y financieros, lo que retrasó su finalización hasta 1859. El reloj fue activado oficialmente el 31 de mayo de ese año, y la gran campana, llamada «Big Ben,» sonó por primera vez el 11 de julio.

Curiosamente, el nombre «Big Ben» se refiere, en rigor, a la gran campana de 13,5 toneladas situada dentro de la torre, y no al reloj ni a la torre en sí.

Existen varias teorías sobre el origen de este apodo, pero la más popular sostiene que fue en honor a Sir Benjamin Hall, un político británico conocido por su corpulencia y por su papel en la supervisión de la construcción de la torre.

Con el tiempo, el nombre «Big Ben» se popularizó y pasó a referirse coloquialmente a todo el conjunto de la torre, el reloj y la campana.

El mecanismo del reloj es una obra maestra de la ingeniería victoriana. Cuenta con una gran esfera en cada una de las cuatro caras de la torre, y cada esfera mide alrededor de 7 metros de diámetro.

Las manecillas de los minutos tienen una longitud de 4,3 metros, y el mecanismo incluye un sistema de péndulo que garantiza su precisión. Para ajustar el reloj, los ingenieros utilizan antiguamente monedas de un penique en el péndulo, cuya adición o retirada puede hacer avanzar o retrasar el reloj en fracciones de segundo.

A lo largo de los años, Big Ben ha sido testigo de numerosos eventos históricos y ha resistido situaciones difíciles, como los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, cuando el Palacio de Westminster sufrió graves daños.

Durante los ataques aéreos, la torre resistió los bombardeos, y el sonido de sus campanadas se convirtió en un símbolo de resistencia y esperanza para los británicos.

La campana siguió sonando ininterrumpidamente durante la guerra, lo que fue motivo de orgullo y unidad para la nación. En 2012, en conmemoración del jubileo de diamante de la reina Isabel II, la torre fue renombrada oficialmente como la «Torre Elizabeth,» aunque el nombre «Big Ben» sigue siendo el más común.

La torre ha experimentado restauraciones importantes a lo largo de los años, incluyendo una extensa restauración que comenzó en 2017 para preservar su estructura y su funcionamiento.

Durante estos trabajos de restauración, que finalizaron en 2022, la mayoría de sus campanadas fueron suspendidas temporalmente, excepto en momentos especiales como Año Nuevo y el Día del Recuerdo.

Hoy en día, Big Ben sigue siendo un símbolo de la cultura británica y una de las estructuras más reconocibles del mundo.

La Torre Elizabeth, con su gran reloj y la campana que marca la hora, representa tanto la tradición como la resiliencia de Gran Bretaña.

Ciudad Subterránea de Derinkuyu

La Ciudad Subterránea de Derinkuyu

Ubicada en la región de Capadocia, Turquía, es una de las maravillas arqueológicas más impresionantes del mundo. Descubierta por accidente en 1963, esta ciudad es un vasto laberinto subterráneo de túneles y habitaciones que se extiende a más de 85 metros de profundidad, con capacidad para albergar a miles de personas. Su historia se remonta a tiempos antiguos y es un testimonio de la habilidad humana para adaptarse a condiciones extremas y crear refugios seguros.

Se cree que los primeros niveles de Derinkuyu fueron excavados durante la época de los hititas, alrededor del siglo VIII a.C., aunque algunos estudiosos sugieren que los frisos y los artefactos hallados podrían remontarse incluso más atrás, a la época de los frigios. A medida que las civilizaciones avanzaban, otros pueblos, incluidos los persas y los cristianos bizantinos, ampliaron la ciudad, creando una red subterránea cada vez más compleja y profunda.

Derinkuyu se convirtió en una verdadera fortaleza para sus habitantes, que recurrían a este refugio durante los períodos de invasiones, conflictos religiosos y persecuciones.

 

La estructura de Derinkuyu es ingeniosa. La ciudad está organizada en varios niveles conectados por túneles estrechos, y en su interior se encuentran espacios para vivir, trabajar y adorar. Entre las instalaciones descubiertas hay áreas residenciales, bodegas de vino, establos, cocinas, áreas comunes, pozos de ventilación y hasta escuelas y capillas.

Cada nivel estaba estratégicamente diseñado para satisfacer las necesidades de los habitantes y permitirles permanecer en el subsuelo durante largos períodos de tiempo en caso de emergencia. Además, la ciudad cuenta con un sistema de defensa complejo, con puertas de piedra que podían rodarse para bloquear los pasillos y proteger a los habitantes en caso de ataques.

Derinkuyu cave underground city, Cappadocia , Turkey .Travel background

Un aspecto fundamental de la ciudad es su avanzado sistema de ventilación. Dado que el aire en las profundidades podía volverse peligroso y viciado, Derinkuyu cuenta con pozos de ventilación que permitían la circulación de aire fresco en todos sus niveles, lo que hizo posible la habitabilidad en el subsuelo. Se estima que estos sistemas de ventilación y canales de agua podían mantener la vida de hasta 20,000 personas durante meses.

Derinkuyu fue utilizada con frecuencia por los primeros cristianos, especialmente durante los siglos VII y VIII, cuando las incursiones árabes en la región de Capadocia eran una amenaza constante.

Los cristianos se refugiaban en las profundidades de Derinkuyu, y, además de áreas residenciales, construyeron capillas y espacios para la oración, dándole a la ciudad una importancia religiosa y cultural significativa.

Durante las persecuciones religiosas, estos refugios subterráneos no solo proporcionaban seguridad física, sino también un espacio donde los cristianos podían mantener sus prácticas y creencias de forma clandestina.

A lo largo de la Edad Media, Derinkuyu y otras ciudades subterráneas de Capadocia continuaron sirviendo como refugios en tiempos de guerra e invasiones. En el siglo XIV, la amenaza de invasores como los mongoles impulsó nuevamente a los habitantes de la región a utilizar Derinkuyu como lugar de refugio. Sin embargo, a medida que las condiciones políticas y sociales se estabilizaron, el uso de estas ciudades fue decayendo, y muchas de ellas, incluida Derinkuyu, fueron olvidadas.

Derinkuyu fue redescubierta en 1963, cuando un residente local, al realizar renovaciones en su casa, encontró un túnel secreto que conducía a la ciudad subterránea.

Las excavaciones posteriores revelaron la magnitud y complejidad de Derinkuyu, y en 1969 se abrió al público una parte de la ciudad, atrayendo la atención de arqueólogos y turistas de todo el mundo.

Desde entonces, Derinkuyu se ha convertido en una importante atracción turística y en una fuente invaluable de conocimiento sobre las antiguas civilizaciones que habitaron la región.

Hoy en día, Derinkuyu es reconocida como una de las estructuras subterráneas más complejas y grandes del mundo, y se considera un ejemplo asombroso de la arquitectura antigua en condiciones extremas.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985 como parte de la región de Capadocia, la Ciudad Subterránea de Derinkuyu sigue siendo objeto de estudio y fascinación.

Mercado de Chatuchak

El Mercado de Chatuchak

Bangkok, es uno de los mercados más grandes y famosos del mundo. Este icónico bazar comenzó de manera humilde en la década de 1940 y ha evolucionado hasta convertirse en un vasto laberinto comercial que se extiende a lo largo de más de 14 hectáreas, albergando más de 15,000 puestos. Su historia refleja el crecimiento económico de Tailandia y el dinamismo cultural de Bangkok.

En 1942, el primer ministro tailandés de la época, Plaek Phibunsongkhram, ordenó que cada ciudad grande de Tailandia tuviera un mercado para impulsar el comercio local. La primera ubicación del mercado fue en Sanam Luang, cerca del Gran Palacio, donde fue conocido como el «mercado de Sanam Luang».

Durante estos primeros años, Chatuchak era simplemente un mercado de productos básicos donde los comerciantes de Bangkok vendían alimentos, ropa y productos de primera necesidad a los locales. Sin embargo, en 1958, bajo el reinado del Rey Bhumibol Adulyadej, el mercado fue trasladado temporalmente al distrito de Phahonyothin, debido a la construcción de infraestructura en la zona original.

En 1978, el gobierno tailandés decidió establecer una sede definitiva para el mercado en Chatuchak, un área en el norte de Bangkok, y finalmente se trasladó a su ubicación actual en 1982. A partir de entonces, el mercado comenzó a expandirse y a diversificar su oferta, transformándose en un espacio donde era posible encontrar una amplia variedad de productos, desde artesanías y antigüedades hasta ropa de moda, alimentos y animales exóticos.

El crecimiento del mercado también coincidió con la afluencia de turistas internacionales que, atraídos por su tamaño y la diversidad de productos, comenzaron a visitar Chatuchak como una atracción en sí misma. Para la década de 1990, Chatuchak era ya un destino popular tanto para los tailandeses como para los visitantes extranjeros.

Con el tiempo, se hicieron esfuerzos para organizar y dividir el mercado en secciones temáticas: ropa, artículos de decoración, antigüedades, plantas, mascotas, entre otros, lo que facilitó la navegación a través de este gigantesco espacio.

Además, se desarrolló un sistema de números y mapas para orientar a los visitantes, ya que las más de 15,000 tiendas y puestos pueden ser difíciles de recorrer. Esta organización no solo benefició a los compradores, sino también a los comerciantes, ya que facilitó la especialización de cada sección del mercado.

Con su creciente popularidad, Chatuchak se consolidó como uno de los principales puntos de comercio en Bangkok, generando ingresos significativos para la economía local.

Hoy en día, el Mercado de Chatuchak sigue siendo uno de los mayores puntos de venta al por menor del mundo y una experiencia imprescindible en Bangkok.

Cada fin de semana, cerca de 200,000 personas visitan este mercado, atraídos por la posibilidad de encontrar artículos únicos, a menudo hechos a mano, y disfrutar de la oferta culinaria tailandesa, que incluye desde platillos tradicionales hasta innovadoras propuestas de fusión.

El mercado se ha adaptado a los tiempos modernos, ofreciendo instalaciones mejoradas, servicios bancarios y métodos de pago electrónico para facilitar las transacciones en un entorno tan masivo.

El Mercado de Chatuchak no solo es un lugar de comercio, sino también un símbolo cultural de Tailandia, que combina tradición, modernidad y una asombrosa variedad de productos que reflejan la riqueza y diversidad de la cultura tailandesa.

Puerta de Namdaemun

La Puerta de Namdaemun

También conocida como Sungnyemun (숭례문), es uno de los monumentos históricos más importantes de Corea del Sur. Ubicada en Seúl, esta puerta forma parte de las fortificaciones que protegían la ciudad durante la dinastía Joseon (1392-1910) y es uno de los símbolos arquitectónicos más antiguos del país.

Origen y construcción

La construcción de la Puerta de Namdaemun se completó en 1398, bajo el mandato del rey Taejo, el fundador de la dinastía Joseon. Era una de las ocho puertas principales de la muralla que rodeaba Seúl y cumplía la función de proteger y regular el acceso a la ciudad. El nombre original, «Sungnyemun,» significa «Puerta de la Benevolencia Exaltada,» y fue construido en estilo arquitectónico tradicional coreano.

La puerta en la dinastía Joseon

Durante la dinastía Joseon, la puerta era el principal acceso hacia el sur de Seúl y un centro clave para el comercio y el tránsito de personas y mercancías. Como punto estratégico de la ciudad, su presencia tenía un alto valor simbólico, representando la prosperidad y el resguardo de la capital. Las puertas de la muralla servían también como puntos de control de seguridad y protección ante posibles invasores.

Reconstrucciones y renovaciones

Namdaemun ha sido restaurada y modificada en varias ocasiones a lo largo de su historia. En 1447, bajo el mandato del rey Sejo, la estructura sufrió su primera gran renovación, y en siglos posteriores se llevaron a cabo nuevas restauraciones para preservar su arquitectura original. Durante la ocupación japonesa en la primera mitad del siglo XX, se modificaron algunas partes de la estructura y, tras la liberación de Corea, la puerta fue reconocida como un símbolo de la resistencia cultural coreana.

En 1962, Namdaemun fue declarada Tesoro Nacional N.º 1 de Corea del Sur, consolidando su valor patrimonial. Sin embargo, en 2008, un devastador incendio provocado destruyó gran parte de su estructura de madera, lo que conmocionó a la nación. Inmediatamente, el gobierno emprendió una labor de reconstrucción y restauración utilizando técnicas y materiales tradicionales, y en 2013 la puerta fue reabierta al público, recuperando su esplendor histórico.

Importancia y legado cultural

La Puerta de Namdaemun sigue siendo un símbolo de la resistencia y perseverancia del pueblo coreano. Es uno de los últimos vestigios de las fortificaciones originales de Seúl y una representación de la arquitectura tradicional coreana, con su estructura en madera tallada y techo de tejas. Hoy en día, Namdaemun es también un centro turístico, rodeada por el famoso mercado de Namdaemun, uno de los más antiguos y vibrantes de Corea, donde se pueden encontrar productos locales, comida y artesanías.

La puerta es un lugar donde se celebran eventos culturales, y es parte fundamental del patrimonio de Seúl. Namdaemun no solo conecta a Corea del Sur con su pasado, sino que también es un espacio que refleja su modernidad, al estar ubicada en medio de la ciudad contemporánea.

La visita a la Puerta de Namdaemun es gratuita, ya que es un monumento histórico ubicado en un espacio público.

Sin embargo, si deseas acceder al museo o centro de información ubicado dentro de la puerta, es posible que debas pagar una tarifa de entrada. Pero en general, caminar alrededor de la puerta y apreciar su arquitectura y significado histórico no tiene costo.

 

Palacio de Gyeongbokgung riqueza cultural y histórica

Palacio de Gyeongbokgung

La Joya Arquitectónica de Seúl

El Palacio de Gyeongbokgung, también conocido como «Palacio de la Felicidad y Prosperidad», es el palacio más grande y emblemático de Corea del Sur. Ubicado en el corazón de Seúl, su historia se remonta a la dinastía Joseon (1392-1910).

Orígenes y Construcción

(1395-1592)

En 1395, el rey Taejo, fundador de la dinastía Joseon, ordenó la construcción del palacio como residencia real y sede del gobierno. El palacio fue diseñado por los arquitectos real, incorporando elementos de la arquitectura tradicional coreana y principios del feng shui.

Destrucción y Reconstrucción

(1592-1868)

Durante la invasión japonesa de 1592, el palacio fue destruido por un incendio. Permaneció en ruinas durante casi 300 años. En 1868, el rey Gojong ordenó su reconstrucción, que se completó en 1873.

Época Colonial Japonesa

(1910-1945)

Durante la ocupación japonesa, el palacio fue renombrado «Palacio de Keijo» y se utilizó como sede del gobierno colonial japonés. Muchas estructuras originales fueron demolidas o modificadas.

Restauración y Conservación

(1945-presente)

Después de la independencia de Corea en 1945, el palacio fue restaurado y convertido en un museo nacional. En la década de 1990, se inició un proyecto de restauración a gran escala para devolver al palacio su aspecto original.

Características Arquitectónicas

El Palacio de Gyeongbokgung cuenta con

– Más de 7.000 habitaciones
– 13 puertas
– 4 patios internos
– Jardines tradicionales coreanos
– Edificios representativos: Geunjeongjeon (Salón del Trono), Gangnyeongjeon (Salón de Audiencias), Jagyeongjeon (Salón de la Reina)

Importancia Cultural

El Palacio de Gyeongbokgung es un símbolo de la historia y la cultura coreana, representando la dinastía Joseon y la identidad nacional. Es uno de los lugares más visitados de Seúl y un destino turístico emblemático de Corea del Sur.

Horarios y Acceso

– Horarios: 9:00 am – 5:00 pm (martes a domingo)
– Acceso: Metro de Seúl, línea 3, estación Gyeongbokgung

 

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Plaza Mayor de Madrid.

La Plaza Mayor

Es uno de los lugares más representativos y con mayor carga histórica de la ciudad. Su origen se remonta al siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, aunque la plaza ha experimentado múltiples transformaciones a lo largo de los siglos, convirtiéndose en el espacio monumental que es hoy.

Origen y construcción

La Plaza Mayor fue construida sobre el antiguo Arrabal, una zona extramuros donde ya existía un mercado popular en el siglo XV. Durante el reinado de Felipe II, Madrid fue declarada capital de España en 1561, lo que llevó a un impulso urbanístico para embellecer y organizar la ciudad. Felipe II encargó al arquitecto Juan de Herrera, famoso por su trabajo en el Monasterio de El Escorial, el diseño de la nueva plaza. Sin embargo, la construcción de la Plaza Mayor tal como la conocemos hoy comenzó en 1617 bajo el mandato de Felipe III, cuyo reinado consolidó el proyecto.

El arquitecto Juan Gómez de Mora fue quien dio forma a la plaza rectangular cerrada, una novedad en ese momento. La construcción se completó en 1619 y en el centro de la plaza se encontraba un mercado y espacio para eventos públicos.

Usos y acontecimientos históricos

A lo largo de su historia, la Plaza Mayor ha tenido numerosos usos. En sus primeros siglos, fue un escenario central para celebraciones reales, como proclamaciones y coronaciones, pero también para auto de fe de la Inquisición, ejecuciones públicas y corridas de toros.

En 1620, la plaza fue testigo de la proclamación de Felipe IV como rey. A lo largo del siglo XVII y XVIII, la plaza sirvió como un espacio para fiestas populares, desde carnavales hasta grandes banquetes organizados por la realeza.

Incendios y reconstrucción

Uno de los aspectos más llamativos de la historia de la Plaza Mayor son los incendios que la han devastado. El primero de ellos ocurrió en 1631 y requirió importantes trabajos de reconstrucción. A lo largo del siglo XVII, la plaza sufrió tres grandes incendios, el último de ellos en 1790. Después de este último siniestro, el arquitecto Juan de Villanueva fue el encargado de rediseñarla, dándole el aspecto actual. Entre los cambios que Villanueva introdujo, destacan la reducción del número de pisos de los edificios circundantes y la creación de las arcadas que hoy rodean la plaza, con el objetivo de prevenir futuros incendios.

Monumentos y arquitectura

Uno de los elementos más conocidos de la Plaza Mayor es la estatua de Felipe III a caballo, que se erigió en 1848. Esta estatua fue encargada por el Gran Duque de Florencia y diseñada por los escultores Juan de Bolonia y Pietro Tacca en 1616, pero no fue colocada en la plaza hasta siglos después.

La Casa de la Panadería es otro de los edificios más emblemáticos de la plaza. Originalmente, fue el gremio que regulaba el precio del pan en Madrid, pero hoy es un centro cultural. Las pinturas murales que adornan su fachada, realizadas en el siglo XX, son un detalle añadido en su rica historia.

La Plaza Mayor en la actualidad

Hoy en día, la Plaza Mayor sigue siendo un lugar de encuentro y es uno de los principales atractivos turísticos de Madrid. Se utiliza para eventos culturales, ferias y celebraciones, como el tradicional mercado de Navidad. La plaza está rodeada de restaurantes, bares de tapas y tiendas que atraen tanto a locales como a turistas. Su arquitectura y la rica historia que alberga la convierten en un símbolo clave de la ciudad.

La Plaza Mayor, con su estilo barroco y su vibrante historia, es un espacio que ha sobrevivido a los cambios de la ciudad y sigue siendo el centro de muchas de sus celebraciones y actividades, manteniendo viva su conexión con el pasado de Madrid.

Puerta del sol, Madrid, tradicion e historia

La Puerta del Sol

Es uno de los lugares más emblemáticos de Madrid y su historia está entrelazada con el desarrollo de la ciudad y de España. Originalmente, este espacio era una de las entradas de la ciudad en el siglo XV, una de las puertas orientadas al este, donde el sol salía, lo que dio origen a su nombre.

 

Durante la Edad Media, Madrid estaba rodeada por murallas y la Puerta del Sol formaba parte de ese sistema defensivo. En el siglo XVI, la muralla fue derribada, y la plaza comenzó a tomar la forma de un espacio público importante. Durante los siglos posteriores, la Puerta del Sol se convirtió en el corazón del transporte y la vida social de Madrid. A medida que la ciudad crecía, la plaza se modernizaba, con importantes obras de remodelación en el siglo XIX que transformaron su apariencia.

Edificios históricos

Uno de los edificios más conocidos en la Puerta del Sol es la Casa de Correos, construida en el siglo XVIII, y que hoy alberga la sede del gobierno de la Comunidad de Madrid. En su fachada se encuentra el famoso Reloj de la Puerta del Sol, inaugurado en 1866, que marca las campanadas de Nochevieja, un momento clave en la tradición española, cuando miles de personas se reúnen para comer las doce uvas que simbolizan buena suerte para el año nuevo.

Chic & Basic dot

El hotel Chic & Basic goza de una ubicación privilegiada en el barrio Centro de Madrid. A solo 5 minutos caminando de la Plaza Mayor, a 300 metros de la Gran Vía ya 3 minutos de la Puerta del Sol, este alojamiento de 3 estrellas destaca por su terraza. Las habitaciones cuentan con aire acondicionado, wifi gratuito y baño privado. Además, se encuentra a un corto paseo del centro de la ciudad ya 6 minutos a pie del Mercado de San Miguel.

Símbolos y monumentos

La Puerta del Sol también es el hogar de varios monumentos simbólicos. Uno de los más icónicos es la escultura del Oso y el Madroño, el símbolo heráldico de Madrid. Esta estatua fue instalada en 1967 y ha llegado a representar a la ciudad tanto en el imaginario popular como en su identidad visual.

Otro punto de referencia en la plaza es el kilómetro cero, una placa en el suelo que señala el origen de todas las carreteras radiales de España. Este hito ha sido un símbolo del centro geográfico y político de Madrid.

Movimientos sociales y eventos históricos

La Puerta del Sol ha sido testigo de importantes acontecimientos históricos. En el siglo XIX, fue un punto clave durante las revueltas de 1808 contra la invasión napoleónica. Más recientemente, en 2011, la plaza fue el centro de las protestas del movimiento 15-M, que reclamaba una mayor democracia y justicia social. Desde entonces, la Puerta del Sol ha seguido siendo un espacio de reunión para manifestaciones políticas y eventos culturales.

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Un centro neurálgico

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Ópera de Sídney

 La Ópera de Sídney 

 

La Ópera de Sídney (Sydney Opera House) es uno de los edificios más icónicos y reconocidos del mundo, famoso por su impresionante arquitectura y su ubicación frente a la bahía de Sídney, Australia.

Su historia es una mezcla de innovación arquitectónica, desafíos de construcción, y una visión audaz que transformó tanto el paisaje de la ciudad como la cultura artística del país. A continuación, se detalla la historia de este emblemático edificio:

Orígenes y Concepto

A mediados del siglo XX, Sídney carecía de un lugar apropiado para albergar producciones teatrales y musicales de gran escala. El Conservatorio de Música de Sídney y otros pequeños teatros no eran adecuados para las crecientes demandas de las artes escénicas en Australia. En 1954, el director del Conservatorio de Música de Nueva Gales del Sur, Eugene Goossens, impulsó la idea de construir un lugar icónico dedicado a la ópera, conciertos y teatro. Su propuesta fue bien recibida por el gobierno del estado de Nueva Gales del Sur, que comenzó a explorar la viabilidad de la construcción de una gran casa de ópera en Sídney.

En 1956, se convocó un concurso internacional de diseño para la creación de un edificio que reflejara la importancia cultural de la ópera en Australia y que, al mismo tiempo, se convirtiera en un símbolo del país. Este concurso atrajo a 233 participantes de 32 países diferentes, todos ellos compitiendo por la oportunidad de diseñar lo que se convertiría en un hito mundial.

El Diseño de Jorn Utzon

El ganador del concurso fue el arquitecto danés Jørn Utzon, un nombre relativamente desconocido en ese momento. Utzon presentó un diseño audaz e innovador que rompía con las convenciones arquitectónicas de la época. Su propuesta se destacó por sus «alas» o «conchas» blancas en forma de velas, que parecían flotar sobre la bahía de Sídney. Este diseño se inspiró en la naturaleza, con formas que recordaban a conchas marinas, las velas de un barco o las montañas de Australia.

El diseño de Utzon fue inicialmente recibido con escepticismo debido a su complejidad, pero al final ganó el concurso por su originalidad y potencial para convertirse en un emblema arquitectónico. El jurado, encabezado por el renombrado arquitecto finlandés Eero Saarinen, elogió la visión de Utzon, describiendo su diseño como «una obra maestra de originalidad».

Desafíos en la Construcción

Aunque el diseño de Jørn Utzon fue revolucionario, su construcción presentó enormes desafíos técnicos y financieros. La Ópera de Sídney se construyó en tres fases principales: la plataforma, las conchas y el interior. La fase inicial, la plataforma, comenzó en 1959. Sin embargo, las conchas del techo resultaron ser extremadamente difíciles de construir debido a su diseño único. Los ingenieros tuvieron que desarrollar nuevas técnicas y tecnologías para hacer realidad las formas curvas propuestas por Utzon.

Uno de los mayores desafíos fue determinar cómo construir las conchas del techo de manera que pudieran soportar su propio peso. Inicialmente, Utzon había diseñado las conchas con formas libres, lo que resultaba casi imposible de ejecutar desde el punto de vista de la ingeniería. Después de varios años de experimentación y pruebas, Utzon y su equipo encontraron una solución: hacer que las conchas fueran segmentos de una esfera. Esta innovación permitió que las conchas se construyeran de manera eficiente y con un control preciso sobre su estructura.

A medida que avanzaba la construcción, surgieron problemas de financiación. El proyecto, que originalmente estaba presupuestado en 7 millones de dólares australianos, rápidamente superó ese monto, llegando finalmente a costar más de 102 millones. La presión financiera y los retrasos en la construcción provocaron tensiones entre Utzon y el gobierno, que finalmente lo llevaron a renunciar al proyecto en 1966, antes de que el edificio estuviera completado.

Finalización del Proyecto

Después de la salida de Jørn Utzon, el proyecto quedó en manos de un equipo de arquitectos locales. Bajo la dirección de Peter Hall, Lionel Todd y David Littlemore, se completaron las fases interiores y se realizaron varios cambios al diseño original de Utzon, especialmente en los espacios interiores. Aunque el exterior permaneció fiel a la visión de Utzon, el diseño del interior fue modificado, lo que llevó a años de debate sobre si el edificio había respetado completamente la visión del arquitecto danés.

La Ópera de Sídney fue finalmente inaugurada el 20 de octubre de 1973 por la Reina Isabel II, en una ceremonia oficial que incluyó un espectáculo de fuegos artificiales y presentaciones artísticas. La obra inaugural fue la Novena Sinfonía de Beethoven, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Sídney bajo la dirección de Willem van Otterloo. Aunque Utzon no asistió a la inauguración debido a las tensiones previas, su obra fue reconocida como uno de los mayores logros arquitectónicos del siglo XX.

Reconocimiento Internacional

A pesar de los problemas durante su construcción, la Ópera de Sídney ha sido aclamada internacionalmente desde su apertura. El edificio se convirtió rápidamente en un símbolo de Sídney y de Australia en general, atrayendo a millones de visitantes de todo el mundo. En 2007, la Ópera fue inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, reconociendo su valor universal excepcional como obra arquitectónica.

El Retorno de Jørn Utzon

A medida que el tiempo pasaba, creció el reconocimiento de la importancia de la contribución de Jørn Utzon al diseño de la Ópera de Sídney. En 1999, el gobierno de Nueva Gales del Sur se acercó a Utzon, ya en sus 80 años, para invitarlo a participar en proyectos de renovación y restauración del edificio. Utzon aceptó, aunque debido a su avanzada edad, trabajó desde Dinamarca, con la ayuda de su hijo, Jan Utzon, y un equipo de arquitectos locales. En 2004, se completó una sala en honor a Utzon, llamada la Sala Utzon, lo que marcó un reconocimiento tardío pero significativo a su visión original.

Legado y Uso Actual

Hoy en día, la Ópera de Sídney es uno de los centros culturales más importantes del mundo, con más de 1,500 eventos realizados anualmente. Alberga una amplia variedad de espectáculos, desde óperas y ballets hasta conciertos y representaciones teatrales. Su arquitectura sigue siendo un símbolo de la creatividad y la innovación, y continúa inspirando a arquitectos, artistas y visitantes de todo el mundo.