La Torre del Reloj del Palacio de Westminster
Conocida popularmente como «Big Ben,» es uno de los monumentos más emblemáticos de Londres y un símbolo reconocido de la cultura británica. Su historia comienza a mediados del siglo XIX, en el contexto de una de las mayores renovaciones arquitectónicas en Inglaterra.
En 1834, un incendio devastador destruyó gran parte del Palacio de Westminster, que servía como sede del Parlamento británico desde la Edad Media. Esto obligó al gobierno a reconstruir el edificio, y se llevó a cabo un concurso para seleccionar el diseño del nuevo palacio.
El arquitecto Charles Barry ganó el concurso en 1835 con su propuesta de un edificio al estilo neogótico. Su diseño incluía una imponente torre con reloj en el extremo norte del edificio, que sería conocida como la Torre de San Esteban, y que hoy en día se llama oficialmente la Torre Elizabeth, en honor a la reina Isabel II.
Sin embargo, Barry, aunque era un arquitecto destacado, no tenía experiencia en relojería, por lo que recurrió al relojero Edward John Dent para el diseño del mecanismo. Tras la muerte de Dent, su hijastro Frederick Dent completó el trabajo en 1854.
El diseño de la torre y el reloj se inspiró en ideas revolucionarias para su época. George Airy, astrónomo real, estableció altos estándares para el reloj, exigiendo una precisión sin precedentes. El reloj debía ser capaz de marcar la hora con exactitud hasta el segundo, algo extraordinario para la época.
Sin embargo, la construcción de la torre y la instalación del reloj presentaron numerosos desafíos técnicos y financieros, lo que retrasó su finalización hasta 1859. El reloj fue activado oficialmente el 31 de mayo de ese año, y la gran campana, llamada «Big Ben,» sonó por primera vez el 11 de julio.
Curiosamente, el nombre «Big Ben» se refiere, en rigor, a la gran campana de 13,5 toneladas situada dentro de la torre, y no al reloj ni a la torre en sí.
Existen varias teorías sobre el origen de este apodo, pero la más popular sostiene que fue en honor a Sir Benjamin Hall, un político británico conocido por su corpulencia y por su papel en la supervisión de la construcción de la torre.
Con el tiempo, el nombre «Big Ben» se popularizó y pasó a referirse coloquialmente a todo el conjunto de la torre, el reloj y la campana.
El mecanismo del reloj es una obra maestra de la ingeniería victoriana. Cuenta con una gran esfera en cada una de las cuatro caras de la torre, y cada esfera mide alrededor de 7 metros de diámetro.
Las manecillas de los minutos tienen una longitud de 4,3 metros, y el mecanismo incluye un sistema de péndulo que garantiza su precisión. Para ajustar el reloj, los ingenieros utilizan antiguamente monedas de un penique en el péndulo, cuya adición o retirada puede hacer avanzar o retrasar el reloj en fracciones de segundo.
A lo largo de los años, Big Ben ha sido testigo de numerosos eventos históricos y ha resistido situaciones difíciles, como los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, cuando el Palacio de Westminster sufrió graves daños.
Durante los ataques aéreos, la torre resistió los bombardeos, y el sonido de sus campanadas se convirtió en un símbolo de resistencia y esperanza para los británicos.
La campana siguió sonando ininterrumpidamente durante la guerra, lo que fue motivo de orgullo y unidad para la nación. En 2012, en conmemoración del jubileo de diamante de la reina Isabel II, la torre fue renombrada oficialmente como la «Torre Elizabeth,» aunque el nombre «Big Ben» sigue siendo el más común.
La torre ha experimentado restauraciones importantes a lo largo de los años, incluyendo una extensa restauración que comenzó en 2017 para preservar su estructura y su funcionamiento.
Durante estos trabajos de restauración, que finalizaron en 2022, la mayoría de sus campanadas fueron suspendidas temporalmente, excepto en momentos especiales como Año Nuevo y el Día del Recuerdo.
Hoy en día, Big Ben sigue siendo un símbolo de la cultura británica y una de las estructuras más reconocibles del mundo.
La Torre Elizabeth, con su gran reloj y la campana que marca la hora, representa tanto la tradición como la resiliencia de Gran Bretaña.